Momentos históricos Final 4
Llegan momentos de trinchera, de guerrillas. Se acerca la Final 4, que anualmente, se disputa en Colonia. Y aquí, cómo no, venimos a refrescaros algunos de los mejores momentos de dicho evento éste último lustro.
La remontada germana del Flensburg al Barça. (2013-2014).
El conjunto catalán en el segundo tiempo de aquella semifinal vencía por seis goles. Pero los germanos, tras un vendaval de juego con el cuchillo entre los dientes, consiguieron sacar psicológicamente del partido al Barcelona y rozar el milagro. Lograron forzar ese empate que llevase el partido al todo por el todo, a la línea de siete metros.
Eggert lanzaría el primero, frente a Saric, y como no pudo ser de otro modo tratándose del danés, entró. Siarhei Rutenka contragolpearía anotando ante Mattias Andersson. Tras ello, le tocaba lanzar al conjunto germano y Steffen Weinhold no decepcionó, tras chocar violentamente contra la madera el balón tocó la red.
El balón quemaba, parecía que nadie lo quisiera, en ese momento Karabatic asumió la responsabilidad de lanzar y se topó con un Andersson que acertó de pleno la dirección del lanzamiento. Contra las cuerdas el Barcelona. En el siguiente lanzamiento Jim Gottfridsson ni dudó, fue gol.
Tras él, Victor Tomás no falló y para el siguiente lanzamiento salió Arpad, a pesar de esto Radibojevic anotó un gol milimétrico entre las piernas del hispano, que pocas opciones daba al conjunto catalán. Juanín marcó. Y el siguiente lanzamiento pasó por las manos de Hampus Wanne, de anotar consagrarían la remontada y se clasificarían a la final.
Y así fue, con un lanzamiento liftado del sueco que pasaría entre los brazos de Saric, el Flensburg clasificó a la final en un partido lleno de heroicidad.
Vive Tauron Kielce o el peso de la Champions en un siete metros (2015-2016).
Otro partido de importancia mayúscula que se decidiría en los siete metros, la final de la temporada 2015-2016 entre el Kielce y el Veszprem fue un vaivén de goles de ritmo altísimo que duraría el primer, el segundo tiempo y las dos prórrogas. Y tras ello aún habría tablas en el marcador de manera que se resolverían desde el punto caliente.
Momic Ilic, de parte de los magiares empezaría anotando ante Szmal. Ivan Cupic asumiría responsabilidades ante Alilovic, y pese a su categoría de especialista, erró. Uros Zorman luciría cabeza gacha tras ver el error de su compañero. Pero en el siguiente lanzamiento Marin Sego ejecutaría una parada importantísima que impidió anotar a Marguc.
Tablas de nuevo. El siguiente en lanzar fue Manuel Strlek, jugador que hoy en día milita en el propio Veszprem, y marcó. Sego tampoco pudo atajar el lanzamiento de Ivan Sliskovic. El lanzamiento que continuó a éste también fue gol, Karol Bielecki taladró la red de Alilovic, con un lanzamiento seco, fuerte.
Esta sucesión de goles la cortó Szmal, que pararía el lanzamiento de Tercic. Tobias Reichmann no decepcionó, esta vez ante Roland Mikler y obligaría a Palmarsson a acertar si aún querían tener alguna oportunidad. El islandés no falló, pero todo quedaba en manos del pivote del conjunto polaco.
Aginagalde asumió el peso de la inmensidad desde en el momento en el que decidió encarar ese lanzamiento. Lanzamiento el cuál valía una Champions. Alilovic no fue engañado por sus dos primeros amagos, pero al tecero soltó el balón, de manera ruda y sin mucho decorado, pero ¿Y qué más daba? El balón entrando a la red valía el título. De esta manera, tras una tanda agónica, el Kielce alzaría el trofeo y luciría como campeón de Europa.
Cindric, mago y verdugo, sentencia al Barcelona en semifinales (2016-2017).
Otra semifinal que llegaba al minuto 29:55 de la segunda parte en tablas. Parece que la historia esté reñida con la tranquilidad, con disfrutar del recital de un equipo ante la impotencia de otro. Y esta vez no fue una excepción. Era el último año de leyendas como Kiro Lazarov, Filip Jicha, Viran o Jesper Noddesbo con la camiseta blaugrana. Y frente a ellos en aquel partido tenían a un Vardar emergente. Cindric, Karacic, Cañellas, Alex Dujshebaev, Stoilov, Dibirov o Sterbik eran sólo algunas de las estrellas con las que los macedonios pretenderían imponerse a la vieja guardia catalana.
El Vardar hizo un partido espléndido ofensivamente, aunque concedió lo suficiente en defensa como para que el Barcelona, desde esa aristocracia moral, llena de oficio, pudiera llegar a los últimos compases de partido empate, pese a su pobre actuación en relación al nivel que se le presuponía.
En el 29:40 Kiro Lazarov anotó el gol que volvía a hacer lucir el empate en el electrónico, (25-25). Y los 20 segundos de posesión restantes los tendría en su haber el conjunto macedonio, con Cindric y su batuta en estado de lucidez.
Varias faltas del Barcelona obligaron al Vardar a decidir el partido en los últimos diez segundos. La defensa abierta y desordenada catalana permitió que tras dos cruces Cindric recibiese el balón en carrera, elevándose desde los nueve metros de manera muy forzada. Pese a la fuerza con la que Sorhaindo le fue a blocar, logró soltar el brazo con una fuerza descomunal.
Ese balón fue directo hacia portería de manera abrupta y entró seco. La desdicha se volvió a apoderar de los colores azul y granate, y en Colonia resonó un eco, posiblemente llegado desde Skopje, donde sus gentes celebrarían la primera final de la Champions de la historia del Vardar.
Con ansia impenitente esperamos aquello que vaya a a suceder en esa tierra germana llamada Colonia durante los próximos días...