Ac8b6bd6c24099558204786c4dadd6a4 Banner Handbol A Un Pas Central Balonmano Handball

Noticias

Internacional | Reportajes

Una fase de grupos olímpica para la historia

La fase de grupos nos ha dejado insomnio, cafés, encuentros inolvidables y jugadores de dibujos animados

Por: Ibai Penella | 01/08/2021 a las 21:51
Dika

Tokyo 2020, en julio de 2021 se ha convertido en epicentro del deporte mundial. Y el balonmano masculino no ha escapado del vórtice que son los Juegos Olímpicos, la fase de grupos nos ha regalado insomnio, cafés y encuentros espectaculares, sobre todo eso, partidos inolvidables.

 

En el Grupo A, Francia ha vencido y dominado, quedando primera de grupo. La selección gala ha sido la sorpresa que a nadie ha sorprendido, con Vincent Gerard entonado, las labores defensivas son más sencillas y al contraataque la selección de Guillaume Gille es imparable. En posicional Remili líder, Melvyn genio y con Nikola Karabatic siendo decisivo aún estando al 60%, han encontrado soluciones a todo menos a Sander Sagosen. Hugo Descat, matrícula de honor, eterno infravalorado.

La selección que ha plantado cara (y ha vencido) a esta Francia, Noruega, ha dejado sensaciones extrañas, Jondal y Bjornsen han demostrado ser humanos, Gullerud ha ejercido de Wiencek en defensa, y Bergerud no ha estado a su mejor nivel. Pese a esto, sigues teniendo al jugador más decisivo del mundo. Sander Sagosen. El coloso del Kiel es cierto que limita mucho a su equipo a nivel colectivo y que genera dependencia, pero eleva el suelo competitivo de su selección de manera abismal. Y si encima Rod y Reinkind equilibran la ofensiva escandinava, y O’Sullivan le proporciona a Sander situaciones favorables de juego, Sander, el de Stavanger, tiene en bandeja hacer cifras descomunales mediante la toma de decisión que el 7vs6 de Christian Berge le otorga. “Semi-candidatos a tocar medallas”

Los Hispanos, han hecho su clásico inicio de torneo, algo más acertado que en otras ocasiones, pero mismos patrones de conducta. Con la selección de Jordi Ribera sufro un dilema terrible, y es que no sé si ganan a causa del magnífico juego, o gracias a ganar partidos por oficio, inercia e ir cogiendo confianza, acaban topando con el buen juego. En cualquier caso esa ascensión de nivel quebró, cuando en las piernas de Viran Morros algo no fue como debía, y tuvo que abandonar el torneo. Esto hubiese sido un problema de no ser porque los mejores paracaídas del mundo son marca España, cuando no es Gonzalo, es Rodrigo, nada nuevo, y en ataque nada que no se haya dado la última década, excepto las magníficas actuaciones que El Cañón de la Llagosta, Antonio García y Adriá Figueras, están ofreciendo.

La selección comandada por Alfred Gislasson, Alemania, es el claro paciente de un virus llamado “juego colectivo”, pero son asintomáticos. Weber, Knorr, Bitter, Weinhold, Kastening, Schiller, Golla, Pekeler… Todos ha brillado, pero cada uno con su propia luz. Pese a esto, los clásicos inconvenientes que ha tenido la selección germana a lo largo de su historia, los ha podido resolver con unos jóvenes jugadores, que sin ser genios en lo asociativo, han aportado a su balonmano nacional cosas que este carecía, hablamos de Philipp Weber pero sobre todo de Juri Knorr.

En Brasil ha salido todo y nada, Marcus Oliveira ha tendido como principal detractor el hecho de hacer uso y abuso de los mismos jugadores la mayor parte del tiempo, y pese a comenzar los encuentros con buen pie los partidos se le han acabado haciendo eternos a la selección “canarinha”. A esto se suman las bajas de Gustavo Rodrigues y Zé Toledo, que uniéndose a la de Ceretta y también a los problemas que ha tenido Oswaldo Guimaraes dejan el lateral derecho de Brasil, a excepción de Arthur Pereira, como un panorama desolador. La buena noticia han sido Dutra y Joao Pedro, que ante la ausencia de los míticos Raúl Nantes, “Teixeira” o Valadao, se han hecho con el sistema de juego de Brasil y han logrado brillar. Tercariol, brillante como siempre, lesionado en el último partido ante Alemania.

thiagus 2

Foto: IHF

Y por último, Argentina ha demostrado una sensación de querer  y no poder, de no ser capaz de sobrevivir única y exclusivamente gracias a milagros deportivos. A la orquesta de los tres Simonet, liderada por el director Diego, se ha sumado Pedro Martínez Cami, también lo propio ha hecho Mouriño con Carou y un Leo Maciel que ha dejado destellos de lo que a veces es, pero de lo que muchas otras no. Ahora les toca asumir un proceso importante de regeneración, en el cual Manolo Cadenas tendrá que hacer una de sus magnun opus para mantener la tropa argentina a flote.

 

El Grupo B, también ha tenido un tirano, en este caso aún más vehemente. La Dinamarca de Nikolaj Jacobsen, Landin, Hansen y compañía han tenido como sus principales valedores a un grupo de muchachos que se han unido a una selección veterana y ganadora para de reventar su precio de mercado. Mollgard y Toft Hansen en defensa, Moller en portería, Mads Mensah Larssen y Gidsel a la contra como cuchillos cortando mantequilla y Mikkel Hansen y Saugstrup dominando un ataque posicional en el que luego finalizan Emil Jakobsen o Lasse Svan Hansen de manera impoluta. Dinamarca asusta por su potencial, pero sobre todo por su variedad, es la firme candidata al oro y eso es consecuencia de ser dominadora en todas y cada una de las facetas del juego.

Como segunda ha clasificado Egipto, algo que los pasados Juegos sería impensable, ya no es una cuestión de futuro, sino de presente. Ganan sus partidos, y los que no pueden los compiten con un ritmo frenético, selección más que notable en condiciones normales y candidata a conquistar el mundo cuando Eltayar y Hendawy están afinados, imposible no tener hype con los Faraones, una selección vistosa y llena de calidad, con jugadores brillantes en primera línea, El-Deraa, Ali Zein, El-Ahmar, Yahia Omar… Extremos resolutivos como Sanad y pivotes brillantes como Mamdouh, Roberto García Parrondo en busca de la medalla perdida.

egiptologo

Foto: IHF

La rival de España en cuartos, la revelación del pasado mundial, Suecia, viene decepcionando. Pese a resolver sus partidos en los últimos minutos, ha acabado resolviendo sus partidos en los últimos minutos, y ante Japón o Bahréin esto es algo que la selección de Glenn Solberg no se puede permitir. Jim Gottfridsson lidera, pero sin brillantez y no permite la eclosión de Felix Claar. Aggefors y Palicka se muestran irregulares. Pero si Suecia tiene algún tipo de bendición, tiene nombres y apellidos, Hampus Wanne, que está ofreciendo unos registros escandalosos y permitiendo a su equipo ser competitivo.

Competitividad, o falta de esta, ha sido el nombre propio de Portugal en estos Juegos. La selección de Paulo Pereira ha tenido serios problemas de juego en estas olimpiadas. La dinámica ascendente del equipo se rompió, quizás por la tragedia sucedida con Alfredo Quintana,o quizás por el deterioro de la relación con el técnico. Lo que es incomprensible es el hecho de que con su talento, con el talento de los Martins, Rui Silva, Frade, Gomes o Areia, la selección no haya llegado a cotas de nivel que le hayan permitido estar en cuartos y “a partir de ahí vemos”.

Ante la decepción, la irrupción, Bahréin, que en los primeros Juegos Olímpicos de su historia se ha clasificado para los cuartos de final, con un balonmano sorprendentemente agresivo y arrollador. En este saco también habría que meter a la Japón de Dagur Sigurdsson, que pese a no clasificarse ha mostrado un balonmano antropométricamente muy coherente, sólido y definido que le ha permitido disputarle el partido a Bahréin y arrebatarle una victoria a la selección lusa

 

Y apriétense los cinturones que el martes tres de agosto, comienzan las eliminatorias.