Estudiantes en un cuarenta por veinte
Muchos jugadores de balonmano compaginan su vida como deportista con su formación academica
Por desgracia para muchos, el balonmano no es un deporte que mueve la misma masa o cifras económicas que el fútbol o el baloncesto. Sin ir más lejos, uno de los pesos pesados del mundo del balonmano, como lo es el FC Barcelona, cuenta con un presupuesto mayor a los ocho millones de euros. Haciendo la comparativa con uno de los pilares de la entidad, Leo Messi, según publicó L'Equipe, cobra aproximadamente lo mismo de forma mensual. Este déficit que sufre el balonmano hace que muchos de sus profesionales, una vez abandonen las pistas, tengan que dedicarse a otra labor, relacionada o no con su deporte. Son varios los casos de jugadores que sincronizan su vida de deportista con la profesional.
"Lionel Messi cobra en un mes el presupuesto de la sección de balonmano del Barça de un año(H2)"
Es por este motivo por el cual muchos de los jóvenes jugadores que, poco a poco, se están haciendo un nombre en este mundo optan por compaginar su actividad como jugadores con su formación de cara al día que cuelguen las zapatillas puedan seguir trabajando. Por este motivo, muchos son los deportistas que combinan el balonmano con la formación. Ejemplo de ello es el caso de Carlos Calle.
El joven guardameta del Atlético Valladolid es fundamental en el esquema Óscar Ollero. Simultáneamente, lleva a cabo su formación como Fisioterapeuta. El madrileño estuvo presente en el séptimo capítulo de Día de Partido, el podcast de Handball 100x100, dedicado a, como su nombre indica, los “estudiantes en un cuarenta por veinte”. Además de formarse como `fisio´, puede lucir en su currículum la carrera de INEF, cuando su carrera pasaba por Alcobendas y Benidorm. “Cuando me fui a EMT Seguros Zamora empecé a hacer `fisio´, empecé en Salamanca”, sin embargo, cuando su actual equipo se fijó en él, solicitó el traslado a la Universidad Miguel de Cervantes, a pocos minutos del pabellón Huerta del Rey.
La edad universitaria suele ir relacionado con la idea de salir del nido. Los jóvenes dejan atrás su ciudad natal para poder estudiar lo que más les apasiona. En el caso del meta curtido en Asobal, a la hora de elegir club, prioriza que en la ciudad esté la carrera o alguna rama de formación que le interese para no descuidar los estudios. “Cuando fiché por Zamora y Valladolid miré que hubiese fisioterapia. Tenía otras opciones que no eran viables porque no estaba la carrera o estaba muy lejos. En ese sentido sí que prioricé los estudios” declaró el jugador que, en el caso que no le hubieran tenido varias opciones, hubiera optado por otra carrera: “no creo que hubiera dejado de jugar al balonmano por no hacer fisioterapia”.
Al igual que pasaba en el colegio, los trabajos, proyectos, exposiciones, exámenes y demás maneras de evaluar al estudiante le lleva tiempo para estar preparado a la hora de afrontarlo. Con lo que conlleva el balonmano profesional, Carlos puede llegar de la mejor manera posible con la organización, algo que ha ido aprendiendo con los años. “Cuando hacía INEF en Madrid y jugaba en Alcobendas me costaba un poco más. Al final, hay que hacerse un horario y, sobre todo, ser conscientes de que es importante.” También puede decir con satisfacción que está haciendo algo que le gusta y le sirve para cambiar el chip: “cuando quiero desconectar un poco del balonmano estudio algo que me gusta y viceversa” cerró el invitado. En relación con los profesores y sus maneras de pensar sobre el compaginar las dos labores, “entienden mi situación. Con justificantes del club me cambian las tutorías o exámenes sin problema. Con el calendario apretado de Asobal me pierdo algunas clases, intento hablar con ellos para que sepan que si pierdo clase no es porque me quedo haciendo el vago sino por la situación.”
Para finalizar, en un tono desenfadado característico del programa, se le preguntó al protagonista sobre los rumores de la vida universitaria y la relación directa con la fiesta. Para él no es compatible: “si ya hacer dos cosas es complicado, tres ni te cuento. Mis compañeros de clase salían cuando querían porque no tenía nada que hacer al día siguiente, mientras yo entrenaba o estudiaba” declaró. A pesar de no haber exprimido hasta la última gota, no se arrepiente. No obstante, “algún jueves universitario que no hubiese partido esa semana aprovechaba, no os puedo engañar” concluyó sincerándose ante la redacción de Handball100x100 quiénes han vivido experiencias similares.