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Ivan Čupić, el Ave Fénix croata

La carrera del extremo estuvo en peligro con solo 22 años debido a este accidente

Por: Pablo García | 14/10/2020 a las 12:40
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En ocasiones la mitología aporta símbolos o seres que trascienden en la sociedad y cuyas leyendas son extendidas durante generaciones. Uno de estos casos es el del Ave fénix, un ser mitológico sobre la cual reside una leyenda empleada por muchas religiones y culturas a la hora de hablar de la reencarnación. Este ser poseía la habilidad de resurgir de sus cenizas tras su muerte, de forma que su existencia era perpetua. Algunos afirman que se producía su fallecimiento de forma sencilla y posteriormente su resurrección. Otros por su parte, aseguran que sus últimos instantes se basaban en una serie de combustiones que precedían a su muerte y su posterior nacimiento. Pues bien, en el mundo del balonmano se podría afirmar que existe un fénix que, tras realizar su último aleteo y ser herido, logró resurgir. Un nuevo nacer tras sufrir una lesión que casi provoca una retirada prematura con solo 22 años, siendo este suceso casi una tragedia.

El jugador Ivan Čupić fue quien sufrió esta dura situación el 19 de Julio de 2008. Su temporada había sido muy buena y además se proclamaba subcampeón del europeo con Croacia, mostrando una buena actuación en la final (con cuatro tantos). El croata comenzaba a llamar la atención de los grandes conjuntos del balonmano internacional. En el verano de 2008 se disputaban las olimpiadas, un nuevo escaparate para destacar aún más, y es que Croacia era la actual medalla de oro (Atenas 2004) por lo que se encontraba entre las máximas favoritas.

Para la preparación, el conjunto balcánico se encontraba en Rijeka en los últimos días previos a las olimpiadas, que arrancaban el 8 de agosto. El joven extremo se hallaba ante los que presumiblemente creía que serían sus primeros Juegos Olímpicos, aunque finalmente todo se derrumbó. La causa de su baja fue, cuanto menos, por una acción muy desafortunada. El jugador se disponía a saltar una vaya, cuando un tropiezo provocó que el dedo en el que tenía su alianza se enganchara en una cerca de alambre. Esta situación dejó al extremo sin dos falanges de su dedo anular. Rápidamente era llevado al hospital donde no se pudo salvar dicha amputación, por lo que solamente se pudo curar la herida, despejando una incógnita muy obvia, pero dejando otra en el aire. El jugador no podría representar a su país en la competición intercontinental, pero ¿Podría continuar con su carrera?

Todo se derrumbaba en la vida deportiva del joven extremo croata. Una carrera prometedora que comenzaba se carbonizaba entre las llamas, pareciendo que su paso por la élite había sido más efímero de lo esperado. Sin embargo, cuando todo hacía presagiar que era el capítulo final de su historia, resurgió. Como si de un fénix se tratase el jugador regresó, ya que, por suerte para él, la amputación no se produjo en uno de los dedos primordiales para la práctica del balonmano. Por ello, unido a un gran trabajo de recuperación, el croata volvió a las canchas.

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El simple hecho de conseguir continuar su carrera ya debería ser considerado un gran logro, pero es una simpleza teniendo en cuenta como continuó. Más allá de volver, el jugador mantuvo su juego y nivel como si nada hubiera pasado y sus grandes años en el RK Velenje esloveno le sirvieron para dar el salto a la cúspide de los clubes. El Rhein-Neckar Löwen fue su primer gran reto estando dos temporadas en una de las ligas más duras del balonmano mundial. Tras esos dos años defendiendo a los leones alemanes, llegaba el momento de poder quitarse una gran espina que tenía clavada, los Juegos Olímpicos. El combinado croata logró una meritoria medalla de bronce y el extremo fue nombrado el mejor jugador en su posición de toda la competición.

A partir de entonces su carrera continuó entre los mejores clubes y jugadores del mundo, logrando una Champions con el KS Vive Targi Kielce y dos con el Vardar Skopje. La primera de ellas (2017) siendo la más importante, la cual está marcada por él. Un lanzamiento a falta de 3 segundos daba el título al equipo macedonio. Con su mano izquierda magullada e incompleta el croata logró alzar la máxima competición continental de clubes, demostrando una vez más que el destino es muy caprichoso.

La historia del jugador croata está repleta de superación y lucha contra las adversidades. Por ello el fénix y él poseen caminos paralelos resurgiendo pese a la adversidad y las cenizas para aparecer aún más fuertes.